MADRE ERSILIA CRUGNOLA
OCTAVA
ANIMADORA PROVINCIAL (1941-1959).
MME
MME
Nació en
Luvinate, Provincia de Varese, en la Región Lombarda, Italia; en el
año 1883.
Primera Profesión en 1916,
Profesión Perpetua el 22 de agosto de 1922.
Murió el 7 de abril de 1973, en la Cd. De México D. F.
Se distinguió
por ser una niña fervorosa y alegre, entusiasta y piadosa, trabajadora y se
caracterizaba por su caridad hacia los más pobres. El 18 de septiembre de 1913,
Ersilia se acogía para siempre en el manto de la Auxiliadora, que habría de
amarla con predilección, de mostrándoselo con derroches de reina y ternura de
Madre, a través de los 60 años vividos con fidelidad en el Monumento vivo de
gratitud de las Hijas de María Auxiliadora.
Vivió el
noviciado en Via Bonvesin de la Riva; en Milán; ingresando el 5 de agosto de
1914. Realiza la primera Profesión en 1916, en plena guerra mundial y tras una
estampa del Divino Maestro escribió de su puño y letra: “Oh Jesús, soy Religiosa, soy esposa vuestra, haced que os sea siempre
fiel, haced que llegue a ser santa”.
Después de la
profesión religiosa su apostolado fue en un pensionado para jóvenes que
trabajaban en fábricas de la ciudad. El contexto político era difícil ya que
por causa de la Revolución Rusa, las industrias eran destruidas. Dios le
manifiesta a Ersilia su voluntad, preparándola para afrontar dificultades de
tipo político social en los lugares donde vivirá como misionera.
Realiza su profesión
perpetua el 22 de agosto de 1922 y detrás de de una amarillenta postal, el
retrato del cardenal Andrea Carlo
Ferrari, Arzobispo de Milán dejo el siguiente manuscrito: “Recuerdo de mis
votos perpetuos, 5 de agosto de 1922. Voluntad de María, Santificación y Almas.
Para el 8 de noviembre de 1922, llegó a la Ciudad de
México como misionera, en compañía de Madre Luisa Piretta y otras tres
misioneras. En estos primeros años en México, fue asistente en un asilo de
huérfanas, manifestando el carisma salesiano con cada una.
En 1924 Sor
Ersilia, es nombrada formadora de las postulantes y las novicias, entre ellas
hizo crecer la fraternidad y era dada a
manifestar enseñanzas con pedagogía sencilla, llena de calidad y calidez
humano. Para el 14 de noviembre de 1921 la nación mexicana se conmocionó a
causa del atentado a los pies de la venerada imagen de Nuestra Sra. de
Guadalupe. El presidente de la República mexicana, General Plutarco Elias
Calles, puso en vigor la ley de 1917, comenzaron los levantamientos de los
cristeros, bajo esta situación tres novicias mexicanas junto con Sor Ersilia
son enviadas a Camagüey, Cuba el 20 de junio de 1926.
En Antillas Sor
Ersilia fue nombrada vicaria de un Colegio y expresa en la vida cotidiana los
favores que María Auxiliadora le concede, para 1931 es nombrada Directora de la
comunidad y se distingue por su caridad
calida para con los más pobres y necesitados, por manteniendo además relaciones muy estrechas
con el Obispo del lugar.
De 1936 a 1938
continuó el éxodo de las hermanas mexicanas a Camagüey y se realizan tres
fundaciones más la pobreza era característica de aquellas fundaciones pero ella
siempre tenía maravillosas intuiciones ante las necesidades de las hermanas.
Para 1937 es
enviada a la Habana, Cuba; como Vicaria Inspectorial, ahí cura a las internas
con la “pomada de Avesmarías saturadas de confianza en la Madre celestial”.
En México y en
Cuba vive una hora de calvario, de diáspora. La persecución es violenta y los
religiosos y las religiosas son expulsados, las casas y las Iglesias
incendiadas. Ella recorre con coraje el camino de la cruz, experimenta la
tristeza de Jesús en el huerto de Getsemaní. Sabe que los dones del Señor no
vienen jamás sin el sello de la cruz ¡Y vive la comunión eucarística 24 horas
sobre 24! Su oración preferida: “Lléname de Ti para que pueda irradiarte”!
Fue
hasta 1941 que es nombrada Inspectora de México, bajo el mandato de Sor Linda Lucotti, llegando a la Inspectoría
Ntra. Sra. De Guadalupe, el 3 de septiembre de 1941, hecha añicos por causa de
la persecución religiosa, encontrando a 45 hermanas que habían resistido al
embate de la persecución. Madre Ersilia Crugnola
comienza el resurgir de las obras en
Morelia, Monterrey y Guadalajara, posteriormente la restitución del
colegio de Santa Julia en 1950.
Las
Hermanas del Divino Maestro, fundadas por el Obispo Salesiano Monseñor Pedro
Amoldo Aparicio Quintanilla, Primer Obispo de la Diócesis de San Vicente, en
San Salvador y amigo de Madre Ersilia, reconocen en la Madre su intervención
para la fundación de su orden, ya que el Obispo realizó varias consultas a la
Madre con respecto a la fundación[2].
En 1954, año en que el primer grupo de treinta y
ocho hermanas profesas salía para levantar los corazones, para reavivar la vida
de la Inspectoría.
Fue un tiempo en el que se trabajó incansablemente para hacer
surgir de las cenizas la obra de las Hijas de María Auxiliadora en México.
Para 1959, Madre Ersilia es cambiada de nación, es
enviada a Cuba y en su lugar, llega Madre María Crugnola, hermana de Sor María.
En 1968 regresa a México, llega a la Casa de reposo
en Puebla. Desde ahí se dedico al apostolado epistolar, que amó y practicó
durante toda su vida sus cartas reflejan respeto espiritual, intimidad con
Dios, absoluta confianza en Jesús, alegría espiritual, humildad profunda[3] y calidez humana. Realizó varios viajes a Cuba y
al interior de la República para bendecir a las hermanas, exalumnas, sacerdotes
y toda persona que necesitara consuelo, pues la Virgen le concedía grandes
gracias.
Murió el 7 de abril de 1973, acompañada de las
hermanas y en los brazos de María. Sus restos se encuentran en el Santuario
Nacional de María Auxiliadora.
Madre Ersilia
fue una Hija de María Auxiliadora de profunda vida en el Espíritu, guiada por
María. Vive en su compañía. Es ella quien la conduce de la mano, paso a paso
hacia la conformación con Jesús hasta ofrecer su vida por el mundo, por los
sacerdotes, por los jóvenes. Se siente envuelta por la certeza que Dios nos ama
infinitamente y que María está presente junto
a cada una de sus hijas. Y como María tiene solo un ideal: hacer crecer
a Jesús en quien la encuentra, llevar a todas las hermanas a ella confiadas a
imitar en su vida la fidelidad de María al plan de Dios, para contagiar la
animación de los jóvenes de la belleza de la amistad con Jesús.
[2] www.religiosashds.org/Historia.htm
[3] Mier y Terán M., AMO Y SE
ENTREGÒ, Ediciones Don Bosco, Barcelona, España. 1974
El tiempo corre, vuela, pero a pesar de loa años, el recuerdo de Madre Ercilia sigue vivo en mi corazón. La Conocí cuando viví de niña en el colegio de Guadalajara y más tarde tuve oportunidad de tratar con ella en México, antes de que ella partiera a Cuba... verdaderamente fue una gran mujer, una buena religiosa y una santa. Bondad, comprensión, cariño y mucha calidad eran virtudes que resplandecían en su persona.
ResponderEliminarMi abuela (Victoria Romero) la conoció de niña en Morelia, México, siempre nos hablaba maravillas de ella y de algunos milagros que hizo. Sin duda alguna nos heredó el amor a María Auxiliadora, la cuál acompañó a mi abuela hasta el día de su muerte.
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