MADRE
ANTONIETA BHÖM
DECIMO
PRIMERA ANIMADORA PROVINCIAL (1969-1978).
MME
MME
DATOS BIOGRÁFICOS
Nace el 22 de septiembre de 1907
en Bottrop, Westfalia (Alemania).
Inicia la formación del instituto
de la Hijas de
María Auxiliadora en Elschelback el 29 de enero de 1926. Deja pronto su tierra
para la experiencia del noviciado en Nizza Monferrato. Se convierte en FMA el 5
de agosto de 1928 con un grupo de 33 jóvenes misioneras, en 1934 parte para
América, destino Argentina. En 1965 pasa a Perú y Bolivia como provincial.
Desde el 7 de agosto de 1969 es enviada a México, la tierra de la morenita
donde, como provincial, acompaña el constituirse de una nueva provincia, en el
norte.
En 1973 hereda de Madre Ersilia
Crugnola una pequeña imagen de María Auxiliadora con la consigna: “no cesar de
bendecir”. Hasta hoy, en Madre Antonieta
no ha decaído el carisma de ser la mano de María bendiciendo.
Y será María la que esté continuamente a lado de esta mujer y la que a
través de ella obre el milagro de una donación interrumpida.
La pequeña imagen de la Virgen , recibida en
consigna, es sólo el signo externo de un estilo de vida en el que la Virgen es compañera
insustituible, siempre presente, continuamente interpelada e invocada. Y María
sugiere los caminos a emprender, abre a lo nuevo, consolida la actitud de
servicio.
Mujer fuerte, salesiana de una pieza, con una
extraordinaria capacidad de escucha y un testimonio de fe única en la
providencia y en la Virgen María.
Así describen a Madre Antonieta los que la conocido, cuantos la ven con
frecuencia y los miles de personas para los que han sido signo transparente de
Dios Amor. Durante muchos años ha distribuido semanalmente a los pobres los
alimentos necesarios para vivir, sombrada ella misma por la abundancia de los
dones de Dios: “Cada vez doy más y el señor nunca deja que me falte lo
necesario”.
En constante paz y llena de confianza, también cuando la
institución que procura la mayor parte de los víveres a distribuir suspende las
ayudas. “Otras puertas se han abierto. Otras personas cuyo nombre queda
incógnito, manda su ayuda y asi nunca ha faltado nada” afirma. Por sus pobres
hace todo para que no les falte el alimento y el vestido. Pero sobre todo no
les falte la palabra de Dios para iluminar su vida y la confianza en la Virgen María. Los días, para
Madre Antonieta, están marcados por amplios espacios dedicados a la oración, a
la escucha y atención a las personas que cotidianamente se le acercan para
obtener una bendición, una palabra de sostén, un estímulo para afrontar las
dificultades cotidianas. Muchas horas se emplean en la correspondencia,
preferentemente con correo electrónico.
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