SOR URSULA RINALDI
PRIMERA (1894- 1902) ANIMADORA PROVINCIAL.
MME
MME
Nacida en Dogliani el 9 de enero de 1861.
Profesó en Nizza Monferrato el 20 de agosto de
1882
Realizó la Profesión Perpetua en Nizza
Monferrato el 24 de agosto de 1885.
Murió en El Salvador el 16 de julio de 1942
La niña italiana nació
en Dogliani, población distante 41 kilómetros de Cúneo, sede episcopal de la
diócesis. A los 9 días de empezado el mes de enero de 1861 la madre cristiana
recibió el nuevo ser. Creció como toda niña de la región: jugando, estudiando e
incorporándose poco a poco a las tradiciones familiares que eran sólidas como
los árboles y puras como el aire que enmarcaba la casa paterna de Ursula.
La familia Rinaldi
generosamente donó a la sociedad salesiana a un hombre de trabajo espiritual
profundo y serio el beato Felipe Rinaldi. Donó también a las Hijas de María
Auxiliadora a Sor Teresa Rinaldi y a nuestra Ursula, primera Superiora en el
México salesiano desde 1894 a 1902.
No fue fácil para
Ursula abrazar el estado religioso. Tuvo sus dudas y en ellas luchó para
decidirse a realizar su proyecto de vida dentro de la Iglesia y del Instituto
de las Hijas de María Auxiliadora. Su inseguridad, su enfermedad en el pie
derecho, la entrevista con Don Bosco y el presentarse a María Mazzarello para
que la aceptase, fueron sucesos que describen muy bien las Memorias Biográficas
(Vol. XIV pág. 654) de la siguiente manera:
"Sor Ursulina Rinaldi no se resolvía a ingresar en las
Hijas de María Auxiliadora. Tenía en el pie derecho un mal rebelde a toda cura.
¿Cómo podría llevar la vida de actividad y movimiento que sostienen las Hermanas?
Aconsejáronle que consultara a Don Bosco, y ella fue una mañana a la iglesia de
María Auxiliadora, entró en la sacristía y viole confesando a los muchachos. Aguardó
que terminase, después se le acercó y le expuso sus deseos y temores. Ella miro
y le dijo que necesitaba más energía y una voluntad más resuelta, que su mal
era cosa de nada, ¡que él buscaba buenas hermanas para enviarlas lejos, muy
lejos! Después le mandó arrodillarse, rezó con ella el Ave María y le dio la
bendición de María Auxiliadora. Por último, le mandó presentarse a Madre
Mazzarello y decide en su nombre que la aceptara entre las postulantes. Fue
admitida en noviembre de 1880 y, desde aquella fecha, no tuvo ninguna molestia
más en el pie, no obstante las largas caminatas y duros trabajos".
Ursula siguió todos los
pasos de formación salesiana hasta su perpetua consagración, que le permitió el
inicio de su formación permanente a la que fue fiel hasta su muerte.
Su acción apostólica realizada
en México y en El Salvador fue fructífera para la Iglesia y orgullo para el
Instituto. En México realizó las funciones de Inspectora sin serio siempre con
una generosa disposición. Sufrió malos entendidos, soportó trabajos y penas,
animó el espíritu del carisma salesiano en momentos difíciles, prudentemente
cultivó las relaciones, no siempre fáciles, con sus hermanos los Salesianos.
Caminó para tocar numerosas puertas de los hogares mexicanos para obtener
medios económicos y así educar a las jóvenes.
El camino de la Madre
Ursula no fue fácil, fue sinuoso y muchas veces de subida. Ante las
dificultades ella no dejaba de aferrarse a la devoción responsable de María
Auxiliadora, aquella buena madre que la había curado, al amor filial de Don
Bosco y su espíritu, aquel padre que en Turín la había bendecido. Sor Ursula
fincaba su acción apostólica en el personal amor a Dios, al cual empujaba no
sólo a sus hermanos sino también a los Cooperadores y Bienhechores que se
acercaban a ella.
A Sor Ursula
correspondió iniciar e impulsar los trabajos del Instituto en la República
Mexicana. Ella animó la comunidad de salesianas en Sta. María la Ribera, luego
en la Hacienda de la Ascensión y más tarde sorteó hábilmente el momento de
establecerlas en Santa Julia (1898). Abrió la casa de Puebla, la casa de
Tulancingo, Hidalgo que tuvo muy corta vida, y fue clausurada. A Sor Ursula le
tocó atender también los asuntos de la fundación de la casa de Morelia, Mich. Abierta
en 1901.
La madre Ursula, mujer
evangélica fuerte, respetuosa del pensamiento de los Hermanos, promotora
inicial en México del espíritu salesiano entre los jóvenes y mujer de gobierno
en un ambiente de fortaleza y amabilidad es quien puso los fundamentos de los
dos inspectorías de salesianos existentes actualmente en nuestro país.
Sor Ursula dejó a
México en 1902 y se dirigió fiel a la obediencia y a su vocación a El Salvador
en donde desarrolló otro capítulo de su vida empleada en evangelizar educando a
la juventud salvadoreña.
Murió
en El Salvador el 16 de julio de 1942, contando con 81 años de edad, de los cuales
ocho dedicó a México a donde llegó a los treinta y tres años (enero de 1894).
Sor Ursula Rinaldi, la
que sembró en México el espíritu del Instituto de las Hijas de María
Auxiliadora, fue una mujer que dócil a San Juan Bosco y a María Mazzarello
condujo las primeras comunidades de salesianas por el camino del verdadero y
claro espíritu salesiano. Sólo así se aprende el noble oficio que ella ejercitó
satisfactoriamente: el de ser mujer y fiel hija de María Auxiliadora.
Recordar a Sor Ursula
es recordar lo antiguo, para vincularlo a lo nuevo porque lo nuevo sólo es
auténtico si conserva lo antiguo y lo antiguo sólo es válido si se renueva.
Imitar a la primera
superiora salesiana en México, Sor Ursula Rinaldi, con fonnas renovadas es plausible
siempre y cuando las formas modernas y renovadas no cambian el espíritu y el
carisma propio de las salesianas. Las formas cambiarán pero nunca el espíritu
en el noble oficio de ser mujer e hija de María Auxiliadora.
Bibliografía.
GARIBAY,
J; Boletín Salesiano, año XLIV, Nº. 529, Junio de 1993, México, D. F.
Secco, M;
Facciamo Memoria 1942, Instituto Hijas de María Auxiliadora, Roma
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