Misionera Italiana desde 1951 en México.
Por Sor Leonor Salazar fma - Provincial MMO
Nació en Ronchi dei Legionari (Trieste) el 6 de junio de 1924.
Profesó en Cornedo (Vicenza) el 6 de agosto de 1947.
Perteneciente a la Inspección Mexicana "Mater Ecclesiae"- Ciudad Guadalupe.
Murió el 23 de agosto de 2020, en la casa "S. Maria de Nazaret" en Arteaga, Coahuila. México.
Fue la sexta de diez hijos. Durante la guerra, su padre emigró a los Estados Unidos durante siete años y cuando regresó tuvo que empezar de nuevo, trabajando duro con toda la familia. La hermana Mary recordó: "A pesar de la guerra, crecí en un clima de fe. Mi madre, que asistía a la Misa a diario, me educaba a un gran amor por la Eucaristía y el Sagrado Corazón. En 1945 su hermano mayor fue llevado a un campo de concentración y nunca más supimos de él. La guerra me hizo sentir una cierta rebelión pero, al mismo tiempo, la necesidad de ayudar a los demás: no entendía por qué debían ser asesinados".
A la edad de 20 años, el párroco la invitó a participar en los Ejercicios Espirituales y comenzó a reflexionar sobre la posibilidad de convertirse en una "hermana". Cuando el pastor le dijo que las FMA que,además de las escuelas, estaban dedicadas a misiones en otros países y dispensarios médicos, preguntó sobre los documentos necesarios para entrar. En Conegliano, Veneto pasó el Aspirantato y el Postulantado. Para el noviciado pasó a Cornedo, donde emitió los votos el 6 de agosto de 1947. Los tres primeros años trabajó en Gorizia, trabajando en la lavandería de los Salesianos. Y ahí fue donde recibió la tan esperada respuesta de su reiterada petición de ser misionera.
Después de un año de preparación en Turín, se le concedió la gracia de participar en la canonización de la Madre Mazzarello y, unos días más tarde, el 13 de julio de 1951, fue enviada a México con sor Carmelina Balzano. Llegaron a Ciudad de México a mediados de agosto. Recuerda: "Estaban todos las directoras en México, entonces era única provincia. Me quedé allí para aprender el idioma, porque no sabía nada de nada. Poco después, me enviaron a Morelia, como asistente de las aspirantes". La hermana María se hizo cargo en Guadalajara, Chapalita al servicio de los Salesianos, colaborando en la lavandería. En esta comunidad en 1959 fue nombrada directora, un servicio que continuó en Chipilo, Puebla y Coacalco. En 1968, pudo ir a tierra misiones en Ayutla, donde fue directora durante dos años. Trasladada en 1970 a la nueva realidad de Totontepec, inmediatamente comenzó a cuidar de los enfermos como enfermera y más tarde fue nombrada directora. Después de su mandato de tres años, todavía fue animadora de la comunidad Ayutla durante seis años. Después de dos años en Saltillo, pasó dos años en su amado Totontepec, donde trabajó durante 14 años consecutivos, con una fuerza y energía impresionantes, toda dedicada al pueblo.
Una hermana recuerda: "¡Cuántas cosas hermosas podemos decir acerca de esta gran misionera que ha hecho un servicio verdaderamente heroico entre los enfermos de la Prelatura! Recuerdo que, con ocasión de la bendición de la renovación de la iglesia en Totontepec, se le pidió que enviara a los enfermos a casa, ya que provenían de pueblos lejanos. Pero encontró alojamiento para cada uno con las familias de la ciudad y los llevaba a comer tres veces al día. En las numerosas fotos de las fiestas, ella no aparece en ninguna, sino en el corazón de Dios y en el corazón de los que la habían visto, hay fotos hermosas e inolvidables". Durante 13 años compartió su vida con los adolescentes de los dos internados para indígenas: Matagallinas y Río Manso. Allí fue maestra de tejidos y corte y confección, siempre activa en dispensarios médicos. En todas partes transmitía su encendido amor por Jesús y María Auxiliadora. Las jóvenes se sorprendieron por su energía y rica experiencia, que también se expresó en las muchas anécdotas. En 2009 regresó nuevamente a Totontepec, trabajando de nuevo en el dispensario y colaborando en la comunidad, durante siete años.
En marzo de 2016, después de los Ejercicios Espirituales, permaneció en la casa de cuidados para hermanas mayores "María de Nazaret", aunque con mucho esfuerzo, porque le hubiera gustado volver a las misión.
Siguió un tiempo de sufrimiento por la pérdida de audición y por las dificultades del movimiento. Pero poco a poco aceptó la situación con serenidad y paz, ofreciendo el sacrificio de su vida de una manera común que todavía teniendo en su corazón la misión entre los Mixes.
En los últimos días sufrió una neumonía grave, que le hizo muy difícil la respiración. Rodeada del amor y la gratitud de las hermanas por su vida totalmente gastada en nombre de tantos hermanos de Mixes, en la noche del 23 de agosto, fue serenamente a encontrarse con el Señor que había amado tanto.
En los últimos días había celebrado
96 años de vida,
69 como misionera y
73 como una feliz Hija de María Auxiliadora.
La hermana María tenía un carácter fuerte y decisivo. Era una mujer apasionada por la misión, capaz de hacer maravillas con lo poco que tenía. Todo fue siempre para sus "queridos enfermos. El trabajo hecho con sacrificio, con el corazón de un madre ha ayudado a enriquecer el mundo de muchas vidas. En su misión de 36 años en Oaxaca, ella dio todo para asegurarse de que la gente sencilla pudiera tener una vida decente. Dijo: "La misión nos hace hacer un poco de todo, no nos da tiempo para descansar; nos compromete hasta el punto de que no hay tiempo ni siquiera para dormir. Lo más importante es llevar a la gente la Palabra de Dios para conocer a Jesús. En los viajes a través de las montañas de la gente indígena, había peligros de todo tipo: serpientes, tigres, ríos inundaciones, deslizamientos de tierra, pero todo lo se superé con la ayuda de Dios".
Muy significativas las palabras de Madre Yvonne en el anuncio de su muerte: "Con su testimonio de vida bien integrado en su realidad y especialmente en la cultura mixe, una misión que tanto amaba, escribió páginas indelebles de la historia de vida que seguirá siendo un buen ejemplo para todo el Instituto y para cada uno de ustedes".
Dejó su corazón en la sierra Mixe, sobre todo en Totontepec (dónde hubiera querido permanecer por siempre) Un abrazo hasta el cielo querida sor María, hermana que quise, quiero y querré siempre!
ResponderEliminarUN GRAN EJEMPLO DE VIDA!